El cambio diario del ser humano y nuestro temor al otro mundo
Ayer en clase de literatura universal estuvimos leyendo "Cartas de Seneca" y estuvimos buscanso: rasgos coloquiales, citas, referencia al emisor del mensaje y refencia al receptor del mensaje.
A continuación os adjunto mis observaciones.
Este texto habla sobre cómo cambiamos constantemente a lo largo de la vida y cómo todo lo que nos rodea también está en constante cambio. Usando la metáfora del río, se nos recuerda que, aunque el nombre del río se mantenga, el agua que lo compone siempre es diferente. Lo mismo sucede con nosotros: cada día somos una versión diferente de nosotros mismos.
Heráclito, un antiguo filósofo, dijo que no podemos meternos en el mismo río dos veces porque el agua sigue fluyendo y cambiando. Esto se aplica a nosotros también, ya que el tiempo nos transforma continuamente. Por eso, el autor se sorprende de que nos preocupemos tanto por nuestro cuerpo, que es algo pasajero, y temamos la muerte, cuando en realidad, estamos cambiando y "muriendo" un poco cada día.
Además, el texto nos invita a no temer la muerte, ya que es una parte natural de la vida. Todos sabemos que vamos a morir algún día, pero cuando el momento se acerca, reaccionamos con miedo y tristeza. El autor sugiere que es tan absurdo lamentar no haber vivido hace mil años como lamentar que no viviremos dentro de mil años. Al final, ni el pasado lejano ni el futuro lejano nos pertenecen, y no vale la pena preocuparse por ellos.
Un pequeño poema que he realizado
En el río del tiempo, fluyen nuestras vidas,
nunca somos los mismos, cada día nos guía.
Ayer éramos otros, hoy somos diferentes,
nuestros cuerpos cambian, en aguas corrientes.
Heráclito lo dijo, y no se equivocó,
entramos en el río, y el río ya pasó.
El nombre permanece, pero el agua es nueva,
así somos nosotros, en cada marea.
Nos aferramos al cuerpo, aunque es pasajero,
y tememos la muerte, un miedo sincero.
Pero cada instante, morimos un poco,
deja de temer, vive aquí y ahora, loco.
La ignorancia no excusa, sabemos el final,
pero cuando se acerca, lloramos sin parar.
Llorar por no haber vivido hace mil años,
es tan absurdo como temer por mil años.
No existías antes, ni existirás después,
acepta lo fugaz, vive el presente, es.
El tiempo no es nuestro, ni antes ni después,
solo el ahora cuenta, en este instante ves.
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