Canto a Inanna

Hoy 25 de septiembre, en clase Luisa nos ha leído el poema Canto a Ivanna con música, la cual podemos interpretar por el contexto que era de Egipcio. Mientras nos estaba leyendo con la música de fondo, cada uno de nosotros hemos cerrado los ojos y nos hemos estado imaginando todo lo que Luisa nos ha ido diciendo, esto me ha parecido muy divertido. Lo que hemos hecho hoy en clase me ha parecido muy entretenido y a la vez peculiar.

CANTO A INANNA.  

Reina de todos los poderes concedidos

Desvelada cual clara luz

Mujer infalible vestida de brillo

Cielo y tierra son tu abrigo

Eres la elegida y sacrificada, Oh tú

Grandiosa por tus galas

Te coronas con tu bondad amada

Suma sacerdotisa, eres justa

Tus manos se aferran a los siete poderes fijos

Mi reina, la de las fuerzas fundamentales

Guardiana de los orígenes cósmicos y esenciales

Tú exaltas los elementos

Átalos a tus manos

Reúne en ti los poderes

Los unificas en tu seno

Como un dragón que echa fuego

Te expandes como  la tormenta

Cual semilla languideces en el suelo

Eres río henchido que se precipita bajo la montaña

Eres Inanna

Suprema en el cielo y la tierra.

He subrayado las palabras que mas me han llamado la atención en rosa.

Leyendo el poema, me he inspirado y he hecho un poema.

En la noche estrellada, bajo la luna brillante,

Inanna, la diosa, camina elegantemente.

Sus ojos son luceros, su sonrisa, un canto,

Su amor, un río que fluye, puro y encanto.

En cada suspiro del viento, en cada flor que nace,

Inanna, tu gracia en el mundo se despliega con clase.

Tu risa es el eco del río que fluye en serenidad,

Tu sabiduría es la luz que guía con verdad.

En las miradas tiernas y en los corazones puros,

Inanna, tu presencia llena de amor los muros.

Bajo el manto de las estrellas en el vasto cielo azul,

Tu esencia, divina y eterna, nos llena de luz y tul.

En la simplicidad de este canto, te alabamos con fervor,

Inanna, eres la musa que inspira, el eterno amor.

En cada paso que damos, en cada sueño que tejemos,

Tu esencia eterna en nosotros florece y crecemos.

Sara